La Inmigración: Una orientación bíblica
M. Daniel Carroll Rodas
¿Cómo deben los cristianos hablar del tema de la inmigración? En la actualidad más de 40
millones de inmigrantes viven en este país, de los cuales once a doce millones no tienen
documentos. La mayoría de estas personas son hispanos. Los medios de comunicación están
llenos de debates intensos y por un año el Congreso ha estado considerando nueva legislación
para reformar el sistema disfuncional e injusto. ¿Habría una perspectiva conscientemente
cristiana tocante a la inmigración? ¿Puede la Biblia ayudarnos? ¿Cómo? Menciono tres puntos
basados en la Palabra de Dios que pueden servir como una orientación a este tema difícil.
Primero, el Nuevo Testamento enseña que la migración es una figura central para la fe cristiana. 1 Pedro 2:11 dice que todo creyente es extranjero en tierra extraña. Somos ciudadanos de otro reino y sirvimos a otro rey; tenemos otros valores y propósitos en la vida (Fil. 3:20; Heb. 13:14). Esta sorprendente verdad de que el cristiano es un extranjero significa que, cuánto más entendamos la inmigración, tendremos una mejor comprensión de lo que es ser cristiano. Aún más, debemos esperar que los inmigrantes tengan mucho que enseñarnos acerca de la fe: Ellos saben lo que es ser vulnerable, oriundos de otro lado y de otra cultura, y dependientes de la ayuda de Dios. Para ellos, ser extranjero es una vivencia de hueso y carne; para la mayoría de nosotros es solamente una metáfora (que no muy bién entendemos o vivimos).
Segundo, la Biblia señala cuál es el mejor lugar para empezar la discusión sobre la
inmigración. Debido al impacto de los medios, muchos cristianos creen que el factor
determinante en el debate es el estatus legal del inmigrante. Por lo tanto, se basan en
Romanos 13 y el mandato de someterse a las autoridades y respetar la ley. En este caso, la ley
sería la legislación migratoria actual. El problema está en que este punto de arranque hace
imposible una discusión. El inmigrante, o tiene sus documentos o no. ¡Fin de la discusión!
Debemos empezar donde inicia la revelación bíblica: Génesis capítulo uno. Aquí leemos que
todo ser humano es creado a la imagen de Dios. Por lo tanto, cada persona—aún los
inmigrantes—posee un supremo valor. Este pasaje también enseña que toda persona—aún los
inmigrantes—tiene el potencial y privilegio de señorear en la tierra (1:26-28). Empezar aquí
cambia drásticamente la dirección y el tono de la discusión sobre la inmigración: de una
argumentación limitada a la legalidad a un énfasis en la humanidad del inmigrante.
Fundamentalmente, la inmigración se trata de personas creadas a la imagen de Dios que
tienen mucho que contribuir al bien común de la nación.
Tercero, la Biblia ofrece mucho material pertinente a la imigración. Contiene muchas narrativas de personas quienes vivieron en tierra ajena. Egipto: Abram, José, Jacob y su familia extendida, los israelitas del Éxodo, Jeremías. Moab: Noemí y su familia. Belén en Judá: la moabita Rut. Filistea: David. Babilonia: Daniel y sus amigos, Ezequiel. Persia: Ester, Esdras, Nehemías. Cada una de estas historias refleja aspectos de experiencias comunes de los inmigrantes.
La Ley del Antiguo Testamento contiene legislación tocante a inmigrantes, como, por
ejemplo, la provisión de comida, la imparcialidad en el sistema legal, el trato justo en el trabajo,
y la posibilidad de participar en la religión de Israel. Facilita la intergración del extranjero en vez
de ser punitiva. La enseñanza y vida de Jesús ofrecen el modelo de una aceptación
misericordiosa de los marginados. Las epístolas hablan del Cuerpo de Cristo, donde se elimina
la discriminación y las barreras étnicas. ¡Obviamente hay mucho que debe informar las actitudes y acciones cristianas hoy en día!
M. Daniel Carroll Rodas
Refugiados de Siria en la frontera con Turquía |
Primero, el Nuevo Testamento enseña que la migración es una figura central para la fe cristiana. 1 Pedro 2:11 dice que todo creyente es extranjero en tierra extraña. Somos ciudadanos de otro reino y sirvimos a otro rey; tenemos otros valores y propósitos en la vida (Fil. 3:20; Heb. 13:14). Esta sorprendente verdad de que el cristiano es un extranjero significa que, cuánto más entendamos la inmigración, tendremos una mejor comprensión de lo que es ser cristiano. Aún más, debemos esperar que los inmigrantes tengan mucho que enseñarnos acerca de la fe: Ellos saben lo que es ser vulnerable, oriundos de otro lado y de otra cultura, y dependientes de la ayuda de Dios. Para ellos, ser extranjero es una vivencia de hueso y carne; para la mayoría de nosotros es solamente una metáfora (que no muy bién entendemos o vivimos).
Familia de Siria encuentra nuevo hogar en Madrid |
Tercero, la Biblia ofrece mucho material pertinente a la imigración. Contiene muchas narrativas de personas quienes vivieron en tierra ajena. Egipto: Abram, José, Jacob y su familia extendida, los israelitas del Éxodo, Jeremías. Moab: Noemí y su familia. Belén en Judá: la moabita Rut. Filistea: David. Babilonia: Daniel y sus amigos, Ezequiel. Persia: Ester, Esdras, Nehemías. Cada una de estas historias refleja aspectos de experiencias comunes de los inmigrantes.
Frontera entre EE.UU. y México con cruces representando los quehan muerto tratando de cruzar |
Una perspectiva auténticamente cristiana aceptará la enseñanza bíblica acerca del extranjero y marginado. La Biblia toma una postura positiva y de bienvenida hacia estas personas vulnerables. ¡Así debemos nosotros también!
El Dr. M. Daniel Carroll Rodas es profesor distinguido del Antiguo Testamento en el Seminario de Denver y autor de Cristianos en la Frontera: La inmigración, la iglesia y la Biblia. Es un miembro de la iglesia anglicana Wellspring Church en Englewood, Colorado y un vocero nacional sobre la inmigración para la Conferencia Hispana Nacional de Liderazgo Cristiano. Una versión de este artículo apareció en Encuentros 2 (2013).
Esté articulo está tomado de "Conversaciones en El Camino" Vol. 2.
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